martes, 18 de enero de 2011

Mi perro y Yo


“Mi perro… y yo”
Mi perro es perfecto. Nació para ello. Nació para ser perro.
Nunca le puedo encontrar defectos, pues sus actos son el simple desarrollo de su finalidad. Ladra porque ese es su lenguaje. Muerde porque su instinto de animal así se lo dicta.
En fin, lo mire por donde lo mire compruebo que es un perro hecho y derecho. Es que nació para ello.
El no tiene que crecer intelectualmente, no tiene que aprender a ladrar mejor para ser un buen perro, ya lo es. Es perro en todas sus manifestaciones.
Es espontáneo, veraz. Y le creo, pues, en su condición de perro, no me miente; no busca aparentar ser perro, lo es y todo su ser lo atestigua.
En cambio, yo… ¿Quién soy? ¿Un hombre? ¿Una mujer?
Y atestigua mi conducta, mi hablar, mi pensar, mi forma de vivir, de brindarme a los demás, que lo soy?
Hay en mi interior deseos infinitos de perfección: Dios me está llamando a ser perfecto. A ser Hombre, o Mujer de verdad y, mientras no me decida, seguiré mirando con nostalgia la perfección de mi perro…!
Dijo JESÚS:                   
                 “Sed pues vosotros perfectos, como mi Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5.48)
                 “Si alguno tiene sed, venga a MI y beba” (San Juan 7.37)
                 “Porque de tal manera amo Dios al mundo (a mi y a vos), que ha dado a su Hijo unigénito para que todo aquel que en el cree, no se pierda, más tenga vida eterna” (San Juan 3-16)


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario