jueves, 20 de enero de 2011

Dice la palabra


Dice LA PALABRA

“Señor, ¿QUÉ QUIERES que yo haga?” (Hechos 9:6)
No dice: “¿Qué deseas que yo haga por ti?”
A veces pareciera decir lo mismo, pero hay una marcada diferencia entre “hacer las cosas en Su Nombre”, a que ÉL LAS HAGA A TRAVÉS DE MÍ, EJERCIENDO SU SEÑORÍO Y MARCANDO SOBRE MIS PASOS SU VOLUNTAD DIRECTIVA (Hebreos 13:20-21)
Dice la palabra: “Él cumplirá su propósito en mi”
No dice: “Yo cumpliré mi propósito en Él”
Cuando no hay pureza de corazón ante Dios, se torna difícil discernir. Es factible, entonces, “torcer” el sentido de las Escrituras, para que (en fin) digan lo que yo quiero que digan.
“Hay caminos que al hombre le parecen derechos, pero…su fin son caminos de muerte” (Proverbios 14:12 y 16:25)
Oramos en el Padre Nuestro: “…Hágase tu voluntad…”
Entonces: ¿no reconozco en mi corazón cuando me desvío y hago las cosas “a mi manera”?
¿Soy auténtico…o religioso?
¿Soy “de afuera” como “por dentro”?
¿Me examino si estoy en fe?
Fe verdadera. Centrada en Cristo y en su programa en mi. No mi capricho. ¡No mi voluntad, sino la suya!
Señor: ¿QUÉ QUIERES que yo haga?

Amén.

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